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Regina Martínez: se cumplen nueve años de impunidad por el asesinato de la periodista

El 19 de noviembre de 2020, el presidente López Obrador, en respuesta a una pregunta sobre el caso de Regina Martínez, se comprometió formalmente a reabrirlo “si vemos la forma legal que se reabra”.

El 28 de abril del 2012, Regina Martínez, una de las periodistas más respetadas e influyentes de Veracruz, fue hallada muerta en su casa, con indicios de tortura, a los 48 años.

La versión oficial del gobierno de Veracruz encabezado por Javier Duarte fue que el móvil del homicidio fue un robo y presentó como responsable a un hombre, Jorge Antonio Hernández Silva, quien después fue sentenciado por “homicidio y robo agravado”, a pesar de que el presunto asesino se desdijo un día después de su primera declaración y denunció que confesó el crimen bajo tortura.

Durante 10 meses, 60 periodistas de 25 medios coordinados por Forbidden Stories retomaron las investigaciones que Regina no pudo terminar, para tratar de entender el misterio de su muerte.

Los resultados de este trabajo son abrumadores y proporcionan indicios del vínculo entre el crimen y el trabajo periodístico de Regina, hechos que dieron lugar a la publicación de una serie de artículos destacados en Proceso, Le Monde, El País, Die Zeit, The Guardian, The Washington Post, entre otros.

Gracias a testimonios claves como el de Laura Borbolla, quien fue la fiscal federal del caso, conseguimos demostrar el mal procesamiento de la escena de crimen. Identificamos errores tan grotescos, como el de unas huellas a las que se les colocó demasiado polvo revelador, por lo que nunca pudieron ser analizadas.

Según la fiscal Borbolla, no había ningún indicio alguno de robo en la casa de Regina, que estaba absolutamente ordenada y con objetos de valor intactos.

Eso sí, desapareció material periodístico de su casa. Al indagar con fuentes cercanas a ella, llegamos a la pista de un tema que Regina publicaría sobre la implicación de autoridades locales en la desaparición de personas en fosas comunes de Veracruz.

A pesar de ello, las autoridades nunca tuvieron interés en investigar si el trabajo periodístico de Regina fue la causa de su asesinato.

El 19 de noviembre del 2020, el presidente Andrés Manuel López Obrador fue interrogado por una integrante del consorcio durante su conferencia matutina. Le preguntó sobre el caso de Regina Martínez, y él se comprometió formalmente a reabrirlo “si vemos la forma legal que se reabra”. Según lo que sabemos, esta declaración no fue seguida por ningún acto hasta el día de hoy.

El asesinato de Regina es emblemático de una situación alarmante para el periodismo en México. Pasaron nueve años desde su muerte. Nueve años, en los que 64 periodistas más fueron asesinados en México en relación con su trabajo periodístico, según el Comité de Protección a Periodistas (CPJ). Son 116, también según CPJ, desde el año 2000.

México se convirtió en el país, que no está en guerra formalmente, más peligroso para la profesión: intimidaciones en las redes sociales, desinformación, difamación, amenazas, actos de violencia, asesinatos. Parece no existir ningún límite para callar a los reporteros.

Los mexicanos se han acostumbrado a los crímenes contra periodistas. Se han acostumbrado también a la impunidad de los autores, al encubrimiento automático de sus actos y a los simulacros de procesos judiciales.

Forbidden Stories dedicó el documental titulado Proyecto Cártel: México, el silencio o la muerte (Projet Cartel: Mexique, le silence ou la mort), realizado por Jules Giraudat, para llamar la atención sobre este tema, para evitar que estas historias sigan siendo ocultadas.

A pesar de todo, algunos periodistas independientes enfrentan solos y sin protección alguna esos riesgos, pero siguen tan vulnerables como David ante el temible Goliath.

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